El escudo nacional mexicano ha sido parte de la historia de México durante siglos. Representa una escena de la leyenda de la fundación de Tenochtitlan. La leyenda dice que los mexicas viajaron desde Aztlán, la actual Nayarit, en busca de una señal del dios Huitzilopochtli, diciéndoles dónde instalarse y establecer su imperio.

La señal que buscaban era un águila devorando una serpiente mientras estaba posado sobre un nopal en flor en una pequeña isla en medio de un lago. Después de un largo viaje, finalmente lo encontraron en el Valle de México en 1325, donde construyeron la ciudad de Tenochtitlan.

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Para los antiguos mexicanos, el águila simbolizaba la fuerza cósmica del sol, mientras que la fuerza de la tierra estaba encarnada en la imagen de la serpiente. El águila devorando a la serpiente representa la comunión de estas fuerzas vitales. El nopal, además de ser una importante fuente de alimento en tiempos prehispánicos, es parte del paisaje mexicano y nos coloca simbólicamente dentro del territorio nacional y nos habla de la Historia de México y los días festivos en México

Después de la conquista, los habitantes de la nueva ciudad pidieron permiso a la corona española para continuar usando el mismo sello, con un nuevo marco de ramas de cactus para simbolizar a los tlatoanis que fueron vencidos durante la conquista. Este escudo, con su conocido origen prehispánico, fue utilizado durante el virreinato.

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En 1811, durante la guerra de independencia, la Suprema Junta de Gobierno de América establecida en Zitácuaro por Ignacio Rayón, José Sixto Verduzco y José María Liceaga usaron el águila mexicana como sello para sus documentos oficiales. Este símbolo fue adoptado por José María Morelos y Pavón por su bandera y correspondencia. El 3 de julio de 1815, se emitió un decreto en Puruarán adoptando los primeros símbolos de una nación que aún luchaba por su independencia. 

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Una vez que la República triunfó sobre el imperio de Agustín de Iturbide, el Congreso Constitucional emitió un decreto el 14 de abril de 1823 que rediseñaba el símbolo para reflejar la tradición original: el águila de perfil posada sobre un cactus comiendo una serpiente. La corona imperial fue reemplazada por ramas de roble y laurel, símbolos de la victoria.

Monedas impresas con este sello nacional fueron acuñadas durante el gobierno del primer presidente de México, Guadalupe Victoria, pero no fue hasta la era del presidente Porfirio Díaz que el águila apareció en la bandera nacional mexicana , en ese momento como una imagen frontal completa con alas extendidas. Un decreto fechado el 10 de septiembre de 1916, emitido durante la presidencia de Venustiano Carranza, marcó el retorno al diseño original, que todavía se puede ver hoy en la bandera nacional. 

La ley del sello nacional mexicano y los estados de pabellón:

"El sello nacional es una imagen del perfil izquierdo de un águila mexicana, con las alas levantadas de modo que su punto más alto esté ligeramente por encima de la cabeza del águila. Las alas se mantienen ligeramente abiertas como si estuvieran en combate, y las plumas en la parte inferior de las alas casi tocan la cola, cuyas plumas forman un abanico. Se encuentra en su garra izquierda sobre un nopal en flor que emerge de un lago. Su garra derecha y su pico sostienen una serpiente curva como si fuera a devorarla, de manera que armonizara con el todo. El cactus se extiende a cada lado. Dos ramas, una de roble frente al águila y otra de laurel en el lado opuesto, forman la mitad inferior de un círculo, unidas en el medio por una cinta dividida en tres bandas que, cuando el sello nacional se muestra en color , corresponden a los colores de la bandera nacional ".

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